Surgió en el seno de una familia, con la idea de elaborar productos que respeten las tradiciones de la región, donde es común tener un telar en los hogares.
Cuna del poncho. El matrimonio es de Belén, Catamarca. Ramón Baigorria y Graciela Carrasco se casaron hace 29 años. Ambos son quinta generación de artesanos textiles y eso queda claro apenas se entra a su taller. “Hacemos todo el proceso. Primero conseguimos vellón de llama u oveja. Luego lo transformamos en hilo con el huso y la rueca. Además sólo utilizamos tintes naturales como cáscaras de cebolla o nuez, hojas, flores, verduras, yerba mate o té. Usamos todo lo que nos da la naturaleza.” El proceso artesanal lleva su tiempo. Para dar una idea, para hacer un kilo de hilo tardan una semana y una prenda les puede llevar dos semanas de trabajo. Con paciencia y pasión hacen funcionar sus telares logrando piezas conmovedoras. Por suerte, las puertas de su taller están siempre abiertas. “Rua Chaky” significa hecho a mano. fuente revista federal
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