El trabajo final de la joven diseñadora Gwendolyn Huskens, que se graduó en la Academia de Diseño de Eindhoven
Fuente: it fashion
El diseño, en el mejor de los casos, pone en cuestión nuestra perspectiva sobre el mismo y tiene la capacidad de cambiar y ajustar nuestra mirada hacía nuevas propuestas estéticas y conceptuales. Rara vez, sin embargo, el diseño se aventura a poner sobre la mesa cuestiones sociales, depositando todo esa responsabilidad en el arte, que por ello, cada vez más tiene que legitimarse como institución social.
El trabajo final de la joven diseñadora Gwendolyn Huskens, que se graduó en la Academia de Diseño de Eindhoven en el 2008, es una de esas singulares propuestas que por su arriesgada temática renegocia el dilema de si el diseño es capaz o no de abordar asuntos de índole social.
En él, Gwendolyn reflexiona sobre el tabú asociado con las deformidades físicas y la enfermedad, presentándonos una pequeña colección de calzado inspirada en lo que ella denomina una “estética médica”.
Zapatos con tacones vertiginosos y botas de color carne que, hechos de tiritas, vendajes y otros materiales médicos, aluden al mórbido aire de una sala de operaciones al igual que a la alta costura. Y nosotras nos preguntamos, ¿es la estetización de un tabú, o una vía más de cuestionamiento social?