El Teatro Colón estrena hoy un nuevo telón , diseñado por el artista plástico Guillermo Kuitca y la escenógrafa y vestuarista Julieta Ascar. Es el tercero en la historia del Teatro: los anteriores habían sido estrenados en 1908, con la inauguración de la sala, y en 1931.
Fuente: perfil
Mi recuerdo más temprano del Teatro Colón es de cuando tenía 6 o 7 años, pero en ese recuerdo no aparece el telón. Sí están la música y lo que vi en el escenario. Casi como condición, el telón debe desaparecer para que aquello que vaya a suceder, suceda.
Algo de esa experiencia está en la imagen del nuevo telón del Teatro Colón, un friso conformado por planos de la sala que se disuelven y se funden entre sí.
teatro colon, 2002. Obra de Guillermo Kuitca en la
que se basa el motivo central del nuevo telón.
Técnica mixta sobre papel. Colección particular,
cortesía Sperone Westwater.
El interés por el teatro como tema de mi pintura se remonta a comienzos de los años 80. A a partir de los 90 incorporé el teatro como espacio arquitectónico, más específicamente las plantas de las salas y la disposición de las localidades. Mis cuadros en esos años alternaban el punto de vista del actor con el del espectador, girando 180° entre una obra y otra, mirando a veces la sala desde el escenario y otras el escenario desde la sala.
La planta de la sala del Teatro Colón aparece por primera vez en una de mis pinturas en 1995 y en 2002 hice la obra en la que se basa el motivo central que se repite en el diseño del nuevo telón.
Con los años se despertó en mí un gran interés por esa especie de frontera, ese lugar tan particular dentro de un teatro que es el telón.
En 2005 la Opera de Oslo me invitó a elaborar un proyecto para el telón de su nuevo teatro. Para esa ocasión convoqué a Martín Churba, quien aportó su gran talento y su filosofía textil, y a Julieta Ascar, quien había trabajado conmigo en la escenografía de La casa de Bernarda Alba, en el Teatro San Martín en 2002, y en la de El Holandés Errante, en el Teatro Colón en 2003. Martín y Julieta sumados al ingeniero textil Pablo Lacalle y su equipo me acompañaron en el proyecto para Oslo y si bien esta obra finalmente no se concretó, dejó una masa enorme de bocetos, de horas de diseño, de experimentación con materiales diversos, de complejas pruebas textiles, de reuniones y de intercambio de ideas.
Felizmente en 2008 pude ver realizado mi proyecto para un gran teatro cuando la Opera de Dallas me ofreció hacer el telón de la imponente sala diseñada por Norman Foster.
Toda esta experiencia fue fundamental cuando Julieta Ascar y yo, esta vez como coautores, nos pusimos a pensar y a trabajar en el nuevo telón, cada uno aportando su visión y su conocimiento, ella como escenógrafa y yo como artista plástico.
La planta de la sala del Teatro Colón tiene la forma de herradura que caracteriza a muchos de los teatros líricos más bellos e importantes del mundo. En este diseño una cadena rítmica de pares de plantas se suma a piezas de pasamanería teatral para formar una guarda ornamental de 3 metros que atraviesa todo el frente del escenario.
Siempre me fascinaron los sonidos que produce la orquesta cuando afina sus instrumentos. Ese es el campo sonoro que habita la sala y que convive con la presencia del telón generalmente cerrado durante esa media hora previa al comienzo de cada función. Esto inspiró también el diseño, que tiene algo de la fugacidad y la disolución de esos sonidos. Ese fluir está presente en la imagen de la guarda.
El manto de terciopelo provisto por el teatro y previo a nuestro diseño, es de un rojo más lacre y menos violáceo que el del telón histórico. Nuestro interés fue mantener la paleta de colores que estaban presentes en la sala, como la del Manto del Arlequín colocado en la parte superior de la embocadura del escenario. Algunas notas de color del telón vienen de ahí, otras de más lejos, desde la cúpula, sobre todo el celeste que une como un río una planta con la otra.
El edificio del Teatro Colón y su nuevo telón están separados por más de 100 años de transformaciones culturales y estéticas de todo tipo. Uno de los grandes desafíos era lograr una obra de esta época, sin forzar ni invadir y sin intentar modernizar la sala.
A pesar de su escala creo que es una intervención sutil. Nuestro proyecto no intenta imponerse, sino integrarse. Me gusta pensarlo como una obra tan contemporánea como ornamental sin que esto sea una contradicción.
Julieta Ascar llevó adelante la realización del telón con una capacidad de trabajo impresionante. Ella supo conjugar una tarea muy compleja, encontrar los mejores técnicos y artesanos, y tener una visión totalizadora del proyecto sin perder nunca la atención por cada detalle. Su enorme conocimiento teatral fue fundamental para que el telón llegara a ser una realidad.
Este telón fue hecho con enorme dedicación y amor hacia el Teatro Colón por todos los que trabajamos en él. Espero que el público del teatro, el que va siempre, el que va a veces y el que aún no fue, lo tome como propio. Lo descubra como algo nuevo y a la vez como si hubiera estado siempre ahí.
Como se realizo
Los números son impactantes: 1.500 metros lineales de tela, un peso total de 1.800 kilográmos, 720 horas de confección y 18 meses de diseño y producción.
Pero sorprenden más si se tiene en cuenta que la mayor parte de la obra se realizó de forma artesanal. Tal es la delicadeza que requirió el trabajo, que para ensamblar cada una de las dos hojas de 14 metros de ancho por 23 de alto se utilizaron sólo dos máquinas de coser. La mayor parte fue sólo aguja, hilo y dedal.