De repente sucede que un buen día, hacen5ºC, y te encontrás caminando por la calle lo suficientemente rápido como para llegar a tu casa antes de que el agua termine de gotear fuera de tu nariz.
Fuente: pilchero
A pesar de estás prácticamente corriendo, no podés sentir tus pies en absoluto. Finalmente, lográs llegar a la entrada de tu casa, y tu vecina que sabe exactamente quién sos, a pesar de siempre pretender lo contrario, está ahí, despidiéndose de una amiga. Su amiga, en un tapado de piel de proporciones abismales al mejor estilo Cruella-De-Vil, pantalones de lana y botas de caña alta, sin siquiera decirte “hola” tiene el tupé de decirte ”¡No me digas que tenés frío!” en un tono extremadamente molesto, prácticamente riéndose de vos. Mil preguntas proverbiales se apilan en tu cabeza, mientras tratás de no contestar, y buscás alguna mueca indefinida adecuada que termine inminentemente con este deleite social antes de que la violencia te inunde y se apodere de vos, tus cejas empiecen a levantarse, y tus fozas nasales a abrirse. ¿Cómo se puede evitar ser tajante, cuando el hecho de que alguien piense que tu temperatura corporal es asunto suyo ya es impertinente de por sí? ¿Supuestamente eso debería ser igual para toda la raza humana? ¿Nunca les dijo un doctor que todos los cuerpos son mundos diferentes? Bueno, el mío es bajo cero, así que ¡SÍ, OBVIAMENTE TENGO FRÍO, SI NO NO TENDRÍA PUESTAS TANTAS PORQUERÍAS!
Entiendo que el ser humano le tiene miedo a lo desconocido, o a lo que no comprende, y por ende desarrolla categorías de todo para tratar de entender, y eso conlleva a que se fuerce a la gente dentro de algún molde, o clasificación. Pero, ¿se le puede realmente tener miedo a una persona más fría que vos?
Por suerte, congelarse en un sitio como éste hace que sea más soportable, hasta que sos forzado a tolerar a un intolerante.
Congelándome en: