Mi primer aproximación al arte chileno fue con Violeta Parra, esta mujer hermosa que no puede ser encerrada en otra categoría que la de artista, fue cantautora, pintora, bordadora, escultora y ceramista.
Fuente: collar de fideos
Yo venía de trabajar de promotora en un stand donde los chicos dibujaban en un pizarrón y estaba muy sensibilizada con la creatividad esa que tienen los niños y sólo algunos adultos iluminados, esa libertad desprejuiciada, con trazos seguros e irregulares, composiciones caóticas sin reglas para ocupar el espacio, sin miedo a la hoja en blanco, a usar colores o a no usarlos, desconociéndo los contrastes de Itten, las reglas compositivas y muchos otros limitantes. Y ahí entra Violeta, en esa categoria de niña adulta, que carece de prejuicios para crear, en una arpillera, borda, en un lienzo, pinta, sabiéndo cómo hacerlo desde el corazón, inocente de las reglas y limitantes que suelen adherirse a las técnicas.
Aborda las convenciones y los ritos sociales desde una mirada naif, como de sorpresa, casi como maravillada ante eso que descubre mientras crea. En sus bordados las puntadas son crudas, también los son sus pinceladas, en toda su obra su sensibilidad incorrompible emociona.
Acá les dejo unas bellas obras de Violeta y una fotos modestas que saqué en este evento con niños.