Cocoliche, la marca de Cintia Garbis, ancló el estilo lúdico y nostálgico de su edición Primavera/Verano 2012/2013 en la gran semana de la moda argentina. Estuvo destinada a hombres y mujeres que buscaron desestructurar las prendas formales adaptándolas a una versión diurna o nocturna.

El punto de partida de sus diseños radicó en el juego, la infancia y el colegio. En ese sentido, la colección llevó el nombre "Une los puntos, dibuja las prendas", en referencia a la posibilidad de armar un dibujo si levantar el lápiz de la hoja.

Los primeros conjuntos se desarrollaron a partir de prendas lineales incompletas, casi literales, que conformaron diversas tipologías. Se utilizaron diferentes cueros, plásticos y variedad de tejidos planos: sargas, gabardinas, denim, cotton, satén, príncipe de Gales, camiseros, voile y labrados.

La paleta de colores simbolizó el ambiente estudiantil a través del blanco, celeste, gris, negro y bordó. 

Por su parte, Aymará, la marca de Noelia Miguenz, definió un estilo artesanal y vanguardista, pensado para mujeres que prefieren reemplazar algunas piezas industriales.

Su intención fue recuperar la identidad nacional a través de la revalorización de los oficios de los pueblos originarios. Por eso, se inclinó por la utilización de mimbre, cáñamo y rafia: su pasarela recibió el nombre Mimbrada y comenzó con una modelo que llevaba puesta una canasta de mimbre que la rodeaba.

"Mi referencia más fuerte fue un objeto que cumplía dos funciones: mesa y revistero. A raíz de esto, desarrollé dos líneas dentro de mi colección, las prendas objetos (sacos, contenedoras, collares y pecheras) y las prendas dos en uno (pollera y short, por ejemplo)", describió Miguenz.

La paleta de colores de Mimbrada incluyó las tonalidades manteca, beige, suela, marrón y negro en tejidos naturales como el lino, la gasa, el algodón y las telas rústicas. 

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