Los recientes avances en el campo de los textiles con funcionalidades médicas ahora se meten debajo de la piel.
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Una de las aplicaciones textiles más interesantes y cuyo desarrollo implica una mejora considerable en la calidad de vida es la de los textiles para fines médicos.
Existen distintos tipos de aplicaciones de estos textiles, aquéllos con los que estamos más familiarizados se utilizan en primeros auxilios, clínica e higiene. Para lograr un conocimiento más detallado según su función podemos dividirlos en distintas categorías:
Hasta aquí vimos tres categorías cuya funcionalidad opera en el exterior del cuerpo. Sus ventajas están dadas por: ser antibacteriales (es decir, materiales que impiden la proliferación de bacterias en su superficie), ser absorbentes o ser compresivas. Ninguno de estos productos “interactúa” con el funcionamiento biológico del cuerpo. Es aquí donde entra la última categoría, quizás la más sorprendente, donde el material textil se vuelve parte dentro del conjunto de órganos y funciones vitales. A ellos los denominamos:
Textiles para regeneración del tejido.
En 1998 la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (United States National Science Foundation) definió la ingeniería de tejidos (en este caso tejido humano) como un área emergente de gran importancia, impulsando “la aplicación de principios y métodos de la ingeniería y ciencias de la vida hacia la comprensión fundamental de las relaciones de estructura / función en los tejidos normales y patológicos de mamíferos y el desarrollo de sustitutos biológicos para restaurar, mantener y mejorar las funciones del tejido”.
Para tener una noción básica del funcionamiento de estos tejidos podemos decir que los mismos están formados por polímeros biocompatibles que se utilizan de manera que formen matrices o andamios para que el tejido humano pueda desarrollarse sobre los mismos. Algunos biopolímeros naturales como la seda, la queratina y el colágeno son los que mejores resultados ofrecen para generar estos “armazones”. Las mismas están formadas por fibras de escala nanométrica y la estructura de estos textiles debe imitar las propiedades y la geometría del tejido que van a reemplazar.
Esta innovación está avanzando rápidamente en el campo de la medicina, volviéndose la opción más elegida para implantes quirúrgicos. Se espera que en el futuro próximo esta tecnología sea la base de la cirugía reconstructiva, ayudando a recuperar el tejido dañado ya sea por trauma, degeneración patológica o congénita.
Como conclusión podemos decir que los textiles médicos han avanzado considerablemente. Nos ofrecen soluciones prácticas en el ejercicio de la medicina y en la vida cotidiana, y vemos que la ingeniería ha logrado que los textiles no sólo estén cubriendo nuestra piel y protegiéndola sino que también estén debajo de ella.
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