Es la prenda más difícil de diseñar y la peor usada. Descubre qué leyes se esconden tras la fisica del corpiño.
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El sujetador es una obra de ingeniería", asegura Francesc Puertas, responsable de Belcor Pharma. Esta afirmación la suscribe la ciencia. El mismo programa informático que diseña motores de aeronaves se usa para idear sujetadores. Expertos biomecánicos se dedican a moldear la prenda perfecta, científicos de Inglaterra inventan uno que detecta el cáncer, otro que llama a la Policía y un tercero que mide el ritmo cardíaco. Los australianos elaboran uno con tejido inteligente que se ajusta o distiende según la actividad de su portadora.
Entonces, si tanto avance hay en esta área, ¿por qué el 90% de las mujeres desconoce su talla de sostén y solo el 27 por ciento usa el tamaño adecuado, como afirma Puertas? A la hora de diseñar esta prenda, los expertos están como Adán en el Día de la Madre: perdidos. Por más banal que suene, para un sujetador es imprescindible un sujetado: un pecho. Y los senos constituyen un enigma. Los biólogos evolucionistas aún no entienden por qué mientras en otros primates se desarrollan solo en la lactancia, en los humanos no, lo que crea un catálogo infinito de tamaños, turgencias y posiciones tan variados como la identidad de sus portadoras.
Por su lado, los médicos, han revelado el contenido: grasa (que determina el tamaño y la forma), glándula mamaria (que permanece casi inalterable a lo largo de la vida) y, finalmente, los ligamentos de Cooper... que nadie sabe para qué sirven. En resumen: los científicos no entienden del todo ni por qué se desarrollan solo en nuestra especie, ni la función de una de sus principales partes. Esto es un obstáculo llegado el momento de proyectar un buen sujetador. Por eso, los biomecánicos se dedican a estudiar el patrón del movimiento de los senos. Al menos, hasta que lleguen las respuestas a esos enigmas
Hacen un ocho
Julie Steele, por ejemplo, de la Universidad de Wollongong, en Australia, descubrió que los pechos se desplazan con un patrón sinoidal y que los pequeños pueden moverse hasta casi diez centímetros siguiendo esta pauta.
Por su parte, la Dra. Joanna Scurr, investigadora de la Universidad de Portsmouth en Inglaterra, también confirmó, al hablar con Quo de su última investigación, que "los pechos tienen la propiedad de la inercia, que obviamente se incrementa con el tamaño, la densidad y la masa del busto. Así, según nuestros estudios, al moverse traza una figura tridimensional. Básicamente, hace un ocho moviéndose de arriba hacia abajo, de dentro hacia fuera y de lado a lado".
Por lo tanto, cuanto mayor es el pecho y más su movimiento, mayor es el momento (masa del cuerpo por velocidad) que genera. Para cambiar o detener dicho momento se requiere una gran fuerza, que generalmente surge de las tiras del sujetador
Puedes ver el simulador de movimiento de busto Bounce-ometer permite observar la deformación que sufren los pechos de diversas tallas al bambolearse por efecto de la práctica de algunos deportes en tres opciones: sin corpiño, con corpiños sin tecnologia y con su propuesta tecnologica.
En Shockabsorver aseguran que durante la práctica deportiva los pechos femeninos se balancean hasta 14 cm, lo que puede causarles daños permanentes. Con unos sujetadores normales ese balanceo se mitiga en un 38%. Los sostenes de Shockabsorver consiguen una reducción de hasta el 78%.
Las mujeres y el deporte
La poca participación de las mujeres en actividades deportivas no se debe a "falta de ganas", sino a una condición física, explícitamente, al movimiento del busto, ya que aún en ejercicios ligeros, un 60% de las deportistas experimenta dolor en esa área y otro porcentaje siente vergüenza de que se muevan sus senos.
Estos dos factores son determinantes pues los pechos se "sacuden" en tres dimensiones. Un brassiere sólo se ajusta para detener el meneo de sube-baja normal, explica Joanna Scurr, doctora de la Universidad de Portsmouth.
Sin embargo, sea una actividad normal, como caminar, o una que requiera de esfuerzo, como correr, el busto se mueve en igual intensidad.
"Un sostén, normal o deportivo, sólo da firmeza y seguridad para el sube-baja de los pechos. Sin embargo, descubrimos que éstos también se mueven de lado a lado y de adentro hacia afuera. Estudios anteriores sólo se enfocaron en el movimiento vertical", menciona al diario Times.
La investigación, que incluyó estudios biomecánicos en 70 mujeres con bustos de diferentes tamaños, descubrió que los pechos se mueven hasta 21 centímetros cuando las mujeres practican deportes, ocasionando en algunas dolores en esta parte íntima.
Scurr agrega que "el diseño del brassiere es una ciencia. Habría que preguntarnos para qué los queremos, de qué sirven. Las mujeres quieren hacer ejercicio, pero no encuentran la copa adecuada".
Para esto, la investigadora británica colabora con los fabricantes de la prenda para idear un sostén que "encapsule" el seno, es decir, copas especialmente moldeadas para cada pecho, y no un brassiere que los aplaste.
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